LA IMPORTANCIA DEL VISAGISMO A LA HORA DE MAQUILLARNOS

A la hora de elegir como maquillarnos, nuestro color de piel tiene tanta importancia como la forma de nuestro rostro. Y es que los rasgos, líneas y formas de nuestro rostro determinan que tipo de maquillaje nos quedará mejor o peor.
De aquí el nacimiento del visagismo, cuyo objetivo es descubrir qué tipo de rostro tenemos para conocer qué tipo de maquillaje o corte de pelo nos sentará mejor. Mediante esta técnica se estudian las formas, líneas y relieves del rostro y se corrigen mediante la aplicación del maquillaje de una manera u otra.
Aunque para una correcta aplicación del maquillaje sería necesario un estudio de cada persona individualmente, existen una serie de trucos básicos que se pueden aplicar según el rostro:
Rostro ovalado
Está considerado como el rostro perfecto según los cánones de belleza actuales, por lo que tiene pocas irregularidades y no suele precisar de “correcciones”.
De todas formas, si tú rostro es ovalado opta por potenciar la forma almendrada de los ojos y aplícate el colorete siguiendo la línea del pómulo.
Rostro cuadrado
Un rostro cuadrado tiene una frente ancha y unos pómulos en línea con la mandíbula. Si este es tú caso, unas sombras de ojos ascendentes y con un poco de luz en la base de las cejas y un colorete vertical, es la mejor opción.
Rostro redondo
Un rostro redondeado se caracteriza por un mentón redondeado y una longitud de cara más bien corta. Por eso, la cara es prácticamente circular con una frente redondeada, las mejillas llenas y la mandíbula y la barbilla redondas también.
En este caso, aplicaremos el maquillaje de la misma forma que en los rostros cuadrados: sombras de ojos ascendentes y con un poco de luz en la base de las cejas y el colorete de forma vertical.
Rostro triángulo invertido
Las personas que tienen este tipo de rostros donde la frente es algo ancha, los pómulos son muy salientes y la barbilla es algo estrecha, deben aplicar el colorete de manera diagonal y muy suavemente. En los ojos, deberán aplicar la luminosidad en el centro del parpado.
Rostro alargado
Los rostros alargados se caracterizan por una frente larga y estrecha, unos pómulos altos, una mandíbula estrecha y una barbilla alargada. Para reducir este tipo de facciones, lo mejor es optar por ensanchar.
Para ello, debes maquillar los ojos con sombras con líneas horizontales e incorporar un punto de luz en la base exterior de las cejas. Además, deberás extender el colorete horizontalmente a la altura del final de la nariz y difuminarlo hacia la parte de la sien.
Rostro triangular
Este tipo de rostro también conocido como rostro de pera o trapecio, se caracteriza por una frente estrecha, una barbilla grande y unas mejillas y maxilares bien marcados.
Las personas con este tipo de rostros deberán potenciar al máximo sus pómulos y aplicar luminosidad en el centro del párpado.